Os comparto mi entrevista en el suplemento de salud de El País de este domingo sobre la endometriosis.
Hace unos días se cumplieron dos años de mi comparecencia en la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados (en el 2015 lo había hecho en la del Senado) para informar a sus señorías del estado de la atención a la endometriosis en España. Esta enfermedad afecta a casi dos millones de mujeres en España, produciéndoles intensos dolores (sobre todo con la regla) y, en muchos casos, infertilidad y es de diagnóstico difícil en las primeras etapas de la misma.
Esta enfermedad representa una terrible carga social. Se estima que, en promedio, las ,mujeres afectadas pierden alrededor de 11 horas de trabajo por semana. Además, se entiende bien el impacto en la calidad de vida de las pacientes, sobre todo si tenemos en cuenta que el tiempo medio para alcanzar el diagnóstico es, en nuestro país, de más de 8 años durante los cuales las pacientes, además de padecer los síntomas y estar en riesgo de progresión de la enfermedad, se ven enfrentadas muchas veces a la incomprensión de su círculo social y familiar siendo etiquetadas de histéricas o simuladoras.
Una de las principales causas de este retraso diagnóstico es la creencia generalizada en la sociedad (y aquí incluyo desde las pacientes y sus familias hasta los profesionales y responsables sanitarios, pasando por todos los estratos sociales) es que el dolor de regla es normal, lo que lleva a las pacientes a restar trascendencia a sus síntomas y minimizarlos disminuyendo así la posibilidad de llevar a cabo un diagnóstico precoz.
En otras ocasiones, el entorno social o laboral señala a las pacientes por sus repetidas ausencias laborales o sociales. Otras veces son los profesionales sanitarios los que minimizan los síntomas y estigmatizan a la mujer por el hecho de reclamar ayuda médica.
Hoy en día, es perfectamente posible conseguir un diagnóstico precoz de la enfermedad utilizando técnicas de imagen como la ecografía o la resonancia, disponemos de tratamientos médicos (como algunos tipos de hormonas) o quirúrgicos (para casos bien seleccionados), terapias complementarias (como dieta adecuada, antioxidantes, yoga, ejercicio, acupuntura y otras) que pueden controlar los síntomas y evitar la progresión de la enfermedad, por lo que todas las mujeres (y toda la sociedad) deben ser consciente de que el dolor de regla no es normal y que reclamar ayuda médica cuando el dolor menstrual es intenso debería ser lo normal.